Hace no mucho teníamos que salvar a los bancos. Nos habían llevado a una de nuestras peores crisis financieras mundiales pero no podíamos dejar que el sistema financiero se colapsara pues sino todos nos veríamos aún más afectados. Los gobiernos (entiéndase todos nosotros) hicieron un gran esfuerzo para reunir los recursos económicos suficientes para rescatar a los bancos. Estamos hablando de millones! Trabajo hecho. En el 2010 el sistema financiero vuelve a funcionar. Los principales bancos han vuelto a hacer beneficios, el crédito se reactiva y el dinero vuelve a fluir. Que bien, todos contentos!
Pues no! No todos contentos. El paro en España sigue en más del 20% y las condiciones de vida de la mayoría de la población siguen empeorando.
¿De dónde salió el dinero que vuelve a fluir en el sistema financiero? Fácil, del bolsillo de todos a través del gobierno. Consecuencia: los gobiernos están endeudados hasta el cuello. Tenemos a Grecia en bancarrota y a España y otros en apuros serios.
Lo peor de la crisis en el sector financiero, donde se originó, ya ha pasado. Por el contrario, la crisis en el sector real, al que ha permeado de la peor forma posible -a través de la destrucción de empleo- puede aún afrontar su peor fase. No solo se acaban los planes de ayuda fiscal a la recuperación sino que comienzan fuertes recortes del gasto público. A corto plazo está claro que no pueden generar más que una mayor contracción de la demanda y una mayor destrucción de empleo.
A largo plazo la estabilidad presupuestaria es un objetivo sensato. A nivel europeo, en aras de la estabilidad monetaria y política, el control del déficit público exagerado es deseable. Pero lo que no tiene sentido por ningún lado es aplicar políticas fiscales contractivas en medio de una crisis tan fuerte como la actual, claramente de defecto de demanda. Con un desempleo superior al 20%, contraer aún más la demanda es un suicidio económico y social.
Estamos aplicando la política económica completamente al revés! Nos estamos equivocando aún más que antes de la crisis!
Come siempre, los beneficios de las burbujas económicas que nos han traído a esta situación de desequilibrios y crisis se los han llevado unos pocos. Ahora, apelando a discursos democráticos, nos piden que las pérdidas y los esfuerzos de la recuperación los asumamos todos.
Por justicia social, por coherencia histórica y por congruencia económica, los ajustes fiscales tienen que venir de los sectores y agentes que se beneficiaron antes e incluso durante la crisis y que provocaron la misma (en España el sector financiero e inmobiliario principalmente) y no de la reducción de los sueldos de las clases bajas y de la pérdida de aún más puestos de trabajo y de oportunidades para los que ya sufren de forma prolongada de esta situación.
David Castells Quintana
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Again and again, you are so right.
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