(english version below)
Margaret Thatcher ha muerto el
pasado 8 de abril tras una larga vida en la política, siendo decisiva en el
porvenir de su país y del mundo en general. Murió Thatcher, pero sus ideas parecen más vivas ahora que nunca. Fiel
defensora del interés privado por encima del interés general, fue uno de los
principales exponentes del neoliberalismo, promoviendo privatizaciones, austeridad
y desregulación. Antieuropea de convicción, no tuvo reparos en atacar política
y físicamente a quien se le opuso, en su país y en el extranjero (pregúntenle a
los argentinos). En una época donde Europa y gran parte del mundo asumía el
valor del dialogo y la diplomacia internacional, para evitar las desgracias del
pasado reciente que desgarraron a Europa con dos guerras consecutivas, Thatcher
se empeño en seguir anclada en el pasado en un juego de suma negativa de lucha
de interés a escala internacional.
Me pregunto si Margaret, quien a
su edad sufría ya de demencia según algunos (para mí la señora sufría de
demencia desde temprana edad), era consciente del daño que sus políticas
causaron a tantos en el pasado y del daño que aún causan, especialmente hoy en
día al ser revividas como intento
fallido de salida perversa a esta crisis global.
Curioso al menos, hace unas
semanas debatíamos sobre Chávez, otro líder endiosado tras su muerte. Chávez y
Thatcher ambos dirigieron sus países durante más de una década. Ambos
traspasaron sus fronteras por el radicalismo de sus políticas y ambos han sido
referentes para muchos otros gobiernos. Uno desde la extrema derecha económica,
la del libre mercado y el interés privado, otro desde la extrema izquierda, la
del papel del estado y el interés público. Ambos muy diferentes en sus
ideologías, ambos – Chávez y Thatcher - iguales
en su populismo y ambos igual de equivocados en sus extremos.
En mi anterior entrada discutí
brevemente los éxitos y excesos de las políticas de Chávez. Ahora, y para ser
justo, me dedicaré a las políticas de Thatcher. Pocos éxitos encuentro de los
cuales hablar. Si experimentamos hoy, sin embargo y tristemente, las
consecuencias nefastas del neoliberalismo salvaje que Thatcher difundió. Por un
lado, la supuesta búsqueda de la eficiencia en las privatizaciones se
transformó en búsqueda de rentas para intereses particulares en detrimento del
bienestar general (el que quiera ejemplos que se dé un paseo por la red
ferroviaria privatizada de la Inglaterra natal de Thatcher). Por otro lado, y
más importante, la creencia ciega en los
mercados y en que el interés privado siempre estará en sintonía con el social,
es precisamente el que nos ha traído a la situación de crisis profunda que
vivimos. En particular, la desregulación de los mercados – principalmente los
financieros – desde la década de los 80s ha estado asociada a mayor volatilidad
económica, mayor desigualdad, y a desequilibrios económicos, políticos,
sociales y medioambientales (tal como analizo en “Dimensions of the current
systemic crisis”: http://congresoreedes.unican.es/actas/PDFs/21.pdf )
Pero no solo Chávez y Thatcher
se equivocaron en sus extremos. Lo más triste y preocupante de todo es que se
equivocan aún más quienes todavía defienden esos extremos y pretenden
perpetuarlos. Venezuela empieza un nuevo rumbo esta semana con sus elecciones
presidenciales. Gane quien gane, ojal (aunque no lo parece dada la bochornosa
campaña política de los dos candidatos) se aleje de los extremos de su
antecesor, siempre ampliando los éxitos conseguidos. Europa, por su parte, lleva
ya años intentando salir de una crisis que se presenta eterna. Ante el clamor
social, y demostrando el gran poder de los intereses privados establecidos, los dirigentes europeos se encierran en sus
políticas “Thatcherianas” de empobrecimiento de la población en beneficio de
unos pocos.
Por último, y terminando en
España, como me suele gustar, el dato más reciente de las consecuencias nefastas de los desvaríos de las ideas que doña Margaret
tanto defendió: 400.000 familias han perdido su vivienda en los últimos 4 años
en beneficio de los intereses del sector financiero descontrolado durante
décadas.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Thatcher, Chavez and evictions in Spain:
The excesses of misguided
economic policies
Margaret Thatcher died on April 8 after a long life in politics,
being decisive in the future of her country and the world in general. Thatcher died, but her ideas seem more
alive now than ever. Faithful defender of private interest over public
interest, she was one of the main proponents of neoliberalism, promoting
privatization, austerity and deregulation. Anti-European from conviction, she
did not hesitate to attack politically and physically whoever opposed her, at
home and abroad (ask the Argentineans). At a time when Europe and most of the
world assumed the value of dialogue and diplomacy, to avoid the misfortunes of
the recent past that tore Europe with two consecutive wars, Thatcher was
determined to follow in the past, anchored in a negative-sum-game of conflict
of interests at a global scale.
I wonder if Margaret, who at her advanced age suffered dementia,
according to some (for me the lady was suffering from dementia since an early
age), was aware of the damage that her policies caused to many people. Damage was
caused in the past but also today, especially as her ideas have been revived as a perverse and failed attempt to
overcome this global crisis.
Curiously, a few weeks ago we were discussing Chavez, another leader
glorified after his death. Chavez and Thatcher both led their countries for
over a decade. They transferred their borders by the radicalism of their
policies and both are examples for other governments. One is an example from
the extreme economic right, that of a free market and private interest, the
other an example from the far left, that of the role of the state and of public
interest. Both leaders were very different in their ideologies, but both Chávez and Thatcher were equal in
their populism and equally wrong on their respective ends.
In my previous post I discussed briefly the successes and excesses
of Chavez's policies. Now, to be fair, I will focus on the policies of
Thatcher. I found little success I can speak of though. However, and sadly, we
do experience today the disastrous consequences of the wild neoliberalism
spread by Thatcher. On one hand, the alleged pursuit of efficiency from
privatizations became rent seeking to particular interests, to the detriment of
the general welfare (whoever wants an example of this just travel around using
the privatized rail network of the native England of Thatcher). Moreover, and
more importantly, the blind belief in
markets and that private interest is always in tune with social interest is
precisely what has brought us to deep crisis which we live in. In
particular, the deregulation of markets - mainly financial markets - from the
80s onwards has been associated with increased economic volatility, increasing
inequality, and economic, political, social and environmental imbalances (as I
discuss in "Dimensions of the
current systemic crisis.": http://congresoreedes.unican.es/actas/PDFs/21.pdf )
But not only Chavez and Thatcher were wrong in their ends. What is
saddest and most troubling of all are those who still seek to defend and
perpetuate those extremes. Venezuela begins a new turn this week with
presidential elections. Whoever wins I hope will move away from the extremes of
his predecessor (something unlikely given the shameful political campaign of
the two candidates), hopefully expanding previous successes. Europe, in the
meantime, has now been for years trying to get out of a crisis that is
revealing itself as endless. Despite the social outcry, and demonstrating the
great power of the established private interests, European leaders are locked in their "Thatcherist" policies of
impoverishment of the population for the benefit of a few.
Finally, and ending in Spain, as I usually like to do in these lines,
the most recent data from the disastrous
consequences of the ravings of the ideas defended by Margaret: 400,000
families have lost their homes in the last 4 years on behalf of the interests
of the financial sector, uncontrolled for decades.
Inevitably, yet always sad and disturbing,
death comes to all and each of us. For better and worse, sometimes ideas - both
good and bad ones - live longer. Hopefully those of Margaret Thatcher will die
soon.