Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre el reciente secuestro del atunero Alacrana y la situación en aguas somalíes. Se han hecho diversos análisis sobre como afrontar un secuestro de este tipo, sobre la actuación del gobierno, sobre el papel de las fuerzas de seguridad internacionales, sobre como seguir faenando, etc. Pero siempre nuestro análisis ha sido parcial. Poco se ha analizado sobre la raíz de esta situación y sobre el hecho mismo de la pesca de atún en esas aguas por barcos europeos. A la opinión pública no se le explica más.
Quiero dejar claro que en ningún momento pretendo defender ni justificar la espantosa opción del secuestro, ni el abuso de los derechos humanos por parte de nadie. En todo caso me gustaría que la genta pueda ser consciente de la situación en el Índico con una perspectiva algo más amplia.
Que lleva a tanto barcos españoles y europeos a correr tantos riesgos en aguas somalíes? Desde luego el Alacrana y otros vuelven a faenar allí, a pesar de todo, pues esas aguas son una fuente, de momento, inagotable de riqueza. Faenar en aguas de Somalia representa millones para los europeos. Se estima en 450 millones de dólares al año lo que se pesca en aguas somalíes, por no somalíes.
El otro lado de la orilla: Somalia. Hoy un Estado fallido. Los somalíes, y desde luego me refiero a los millones de ellos que no son piratas, se encuentran en una situación desesperante; sumidos en la guerra, la pobreza y la degradación medioambiental, en gran medida fruto de un cambio climático, del cual poco son responsables y que está castigando especialmente esa región del globo. Como gran país litoral que es, uno de sus principales recursos renovables es la pesca. Pero esos recursos ya no les pertenecen; pesqueros europeos se apropian de ellos, el atún se va a Europa y los somalíes no ven nada.
Los pesqueros europeos, incluidos los españoles, han llevado hasta el agotamiento reservas marítimas globales como los antiguamente ricos caladeros del Atlántico Norte, o grandes extensiones del Mediterráneo, y han perjudicado seriamente otras con la contaminación como en el Cantábrico con los derrames de petróleo. Ahora, las aguas somalíes, en cuyos dominios, desafortunadamente, no hay gobierno que pueda ejercer control, son una oportunidad más de enriquecerse agotando recursos ajenos y marcharse después a causar degradación medioambiental a otras aguas sin gobierno.
Aguas internacionales! dirían algunos. Engañados! Habéis visto imágenes de donde pescan el Alacrana y los demás pesqueros europeos?! Si casi se ve la costa! Observadores independientes y varias ong´s han denunciado ya en múltiples ocasiones que gran parte de la pesca se realiza en aguas territoriales somalíes. Y aunque fueran aguas internacionales, acaso los gobiernos tienen derecho a llevar al colapso ecosistemas marítimos solo por estar en aguas internacionales? Se ha debatido públicamente el hecho probado de que para muchos buques las aguas somalíes se han convertido también en vertederos?! Lo que el Alacrana, y los más 800 barcos internacionales no somalíes que pueden llegar a operar a la vez en la región, hacen se conoce internacionalmente como “Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada”. Que no nos quede duda; estamos aprovechando, desde casi dos décadas ya, de la falta de gobierno en esas costas para saquear todo lo que podamos. Nos llevamos una fuente inestimable de proteína de una de las naciones más pobres del mundo y arruinamos el sustento de vida de legítimos pescadores. Al otro lado dejamos hambre para los somalíes y la destrucción de su medio ambiente.
Me gustaría que pensáramos en la situación inversa. Acaso hay barcos somalíes pescando en el Mediterráneo o en el Cantábrico? Qué diríamos si vinieran sus barcos y saquearan el marisco Gallego? Y si fueran ellos los que derramaran tóxicos en nuestras aguas?
Creo que nos falta no solo muchísima visión al analizar estos temas, sino humanidad y sentido de justicia global, que nos debería dar vergüenza como sociedad. Y no olvidemos que hasta no hace mucho (en perspectiva histórica) nosotros mismo tuvimos como una de nuestras marcas distintivas y fuente de nuestras riquezas la propia piratería en los “7 mares del mundo”. Pero ahí ya no quiero llegar.
David Castells Quintana
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