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domingo, 16 de febrero de 2020

De ganar batallas o la guerra: el éxito en la vida

¿Cómo consigue uno éxito en la vida? Esta es una pregunta que todos nos hacemos y obviamente muy importante para todos. Y de entrada les digo que no pretendo responderla por completo. Lo que si pretendo es añadir una perspectiva personal tal vez diferente. 

En el arte de la guerra se dice que lo importante no es ganar una batalla sino la guerra. A veces hay batallas que perder, sacrificios que hacer, para finalmente ser vencedor de enfrentamiento final. En la vida no es diferente.

Primero que todo, para responder a nuestra pregunta inicial hay que tener claro lo que éxito en la vida significa para cada uno. Para algunos el éxito es ganar mucho dinero. Para ellos, desafortunadamente, no tengo mayor consejo. Para otros, el éxito es subir en el escalafón de una gran empresa privada, llegar a ser un gran directivo. Lo siento, pero para ustedes tampoco tengo mucho que decir. Pero para otros tener éxito en la vida significa algo diferente. Para unos puede significar ser cada vez mejor en aquello que te gusta. Para otros crecer emocional e intelectualmente. 

Si lo que entendemos como tener éxito en la vida es ser mejor en lo que nos gusta, o crecer emocional o intelectualmente, tal vez tendremos que estar dispuestos a perder muchas batallas. Me explico. Para ser mejores y crecer hay que equivocarnos muchas veces, y, sobre todo, estar dispuestos a aceptarlo y aprender de nuestros errores. Sobre todo cuando hablamos de crecimiento intelectual el aprendizaje a partir de prueba y error es fundamental; es el mecanismo central del conocimiento verdadero, lo que lo hace avanzar. El auténtico crecimiento personal es lento, es el resultado de muchos pasos hacia adelante, pero también muchos otros hacia atrás. El crecimiento requiere muchos sacrificios, mucho de los cuales a corto plazo parecen derrotas, pero que son esenciales para llegar más lejos.

Dejadme ahora que lleve el tema a las relaciones personales. Mucha gente cree que para ser exitosos han de ganar siempre. Ante cualquier negociación, por pequeña que sea, han de ganar. Personas que nunca han de ceder. El acuerdo se ha de cerrar en sus términos. Desde un acuerdo de negocios hasta una pequeña negociación con un amigo. “El domingo comemos en el restaurante que yo elija”. “Jugaremos a la hora que me vaya bien a mí”.  Además de ganar han de tener siempre la razón. En Colombia se dice que “el vivo vive del bobo”. La cultura de ser el “más listo”. Pues déjenme decirles que para tener éxito emocional e intelectual este no es el camino.

Cuando uno quiere ganar siempre, y nunca ceder, uno no desarrolla empatía. Gana batallas, pero se cierra puertas y aliados para ganar la guerra. De forma similar, cuando uno siempre tiene la razón pierde la capacidad de aprender de otros. Al imponer su argumento constantemente refuerza su posición en ese momento, pero debilita su capacidad de tener argumentos más sólidos en el futuro. Querer tener la razón siempre ralentiza, frena, e incluso socaba nuestra adquisición de nuevos conocimientos. Los grandes pensadores de la historia, aquellos que continúan inspirando después de muertos, lo han sido en gran medida gracias a su capacidad de ceder, de aceptar otra posición, de aprender del otro.

Y lo mismo sucede emocionalmente. Al no ceder, nuestra inteligencia emocional retrocede. Además, el querer ganar siempre, a costa de lo que sea, te estresa y termina haciéndote infeliz y mala persona. La buena persona parece a veces “el bobo”, el que cede, el que parecer haber perdido en ese preciso momento. Pero en realidad ese “bobo” es muchas veces quien más aprende, quien más crece, quien más gana. Ser buena persona no es fácil; implica perder muchas batallas, dejar ganar al otro. Pero ser buena persona siempre termina teniendo premio, ni que sea el de tu propia satisfacción de serla. 

No hay que tener miedo a ceder, a perder a veces. Es una sociedad que constantemente nos dice que para ser exitosos tenemos que “cuidarnos a nosotros mismos”, “conocernos mejor”, “luchar por nosotros mismos que nadie más lo hará” yo propongo lo contrario: cuida a los demás, conócelos, aprende a empatizar con ellos, y poco a poco serás una persona exitosa. No tengas miedo a perder batallas, preocúpate por ganar la guerra. Una guerra que no es con nadie sino contigo mismo.