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lunes, 6 de abril de 2020

Ante el coronavirus, no más nacionalismos por favor!

Me hubiera gustado otro título para esta reflexión, pero a estas alturas realmente ya no sé cómo ser más claro. Y seré breve, pues como dicen, breve y bueno dos veces bueno.

Que vivimos en una época de resurgidos nacionalismos, si cabe más populistas que los de antaño, no es noticia. Y sabemos que estos nacional-populismos son extremadamente peligrosos. Lo que es nuevo es que el COVID-19 se haya convertido en el nuevo instrumento de esos nacionalismos.

Mientras millones trabajan unidos, juntos para luchar contra la epidemia del coronavirus, un desafío global como muchos otros, no faltan quienes aprovechan la ocasión para alimentar divisiones y conflictos. Por un lado, gobiernos nacionales como regionales que se atacan mientras sacan pecho de su buena labor frente a la crisis. Por otro, críticos que desde el sofá de casa creen que hubieran hecho todo mejor. A escala internacional, países que confiscan material que otros han comprado. El argumento de unos y de otros es el interés supremo de la nación, la suya claro. Da igual que el mundo colapse, ¡mi nación sobrevivirá! Nacionalistas, rancios y estancados en el pasado, atacándose y culpándose los unos a los otros, aprovechando la ocasión para hacer política, radicalizar aún más, e intentar pescar en rio revuelto. Y lo triste es la ignorancia de la gente que cae en su juego. Gente que “inocentemente” comparte,retuiteaesos mensajes que solo generan más división. La irresponsabilidad gratis y al alcance de todos de la era digital.

Pero claro, el sentimiento nacionalista malversado es tanto peligroso como poderoso; y los políticos bien lo saben. Da igual las políticas, si sabes apelar a los instintos nacionalistas de la gente ganarás muchos votos. Y los borregos votan y te siguen sin cuestionar lo que hagas. De hecho, si de algo te cuestionarán, es de no ser aún más “patriota”!

Y es que los nacionalismos malversados vienen de la mano de culpar al otro; argumento invencible a lo largo de la historia. Nuestra nación es superior, y nuestros males vienen siempre de afuera. Que mejor reflejo que este “virus chino”. “Putos chinos”.  Y cuando no eran los chinos eran los “comunistas”, o los “venezolanos castro-chavistas”, o los “mexicanos delincuentes”… da igual, dirige la culpa, y con ello el odio, hacia afuera, hacia una nación extranjera, y tu pueblo te amará por siempre.

¿Hasta cuando seguirá la gente cayendo en la falacia de estos nacionalismos? De verdad, ¡¿tan estúpidos somos?! ¿Tan incapaces de racionar sin dejarnos afectar por el amor ciego a una bandera? ¿No hemos aprendido nada?!

Un país no lo hace grande su bandera, ni repetir mil veces lo grande que es. Un país verdaderamente grande se trabaja a lo largo de los años, desde el esfuerzo y también la autocrítica constante. Un país no es mejor por culpar incesantemente a su vecino, sino aprendiendo a resolver problemas junto él, y no dejando a nadie atrás. Tampoco ninguna política es sólida solo porque apele a los sentimientos nacionalistas. Ningún político tiene razón solo por "su pasión por el país". El poder de la ración y la ciencia debe prevalecer sobre la irracionalidad de los sentimientos. Las buenas políticas se basan en argumentos racionales sólidos, no en colores nacionales. De igual forma, el mostrar gran amor por tu bandera no te hace mejor persona. Lo hace tú empatía y amor al prójimo, tenga un pasaporte como el tuyo u otro diferente.

A lo largo de la historia casi todos los países han sido víctimas de las desgracias de los nacionalismos malversados. Europa es buen ejemplo: derramó ríos de sangre a causa de ellos. Pero los nacionalismos pueden superarse. La Europa de post-guerra lo consiguió. Y al hacerlo cambio la historia del viejo continente, y con ella la del mundo. De atacarse mutuamente los europeos empezaron a trabajar juntos. 

En otras regiones del mundo encontramos también ejemplos en los que, ni que sea temporalmente, se han superado los nacionalismos, y con ello se ha labrado un futuro común mejor. Creo que es buena época de aprender de esos momentos y volver a trabajar unidos. Y los que no quieran hacerlo que den un paso al lado. No más nacionalismos anticuados y baratos por favor!