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domingo, 22 de marzo de 2020

La cuarentena como oportunidad

[ENGLISH BELOW]

Llevamos ya una semana de cuarentena en España, dos meses en Wuhan, unos pocos días en otros países. En uno y otro caso la gente se va quedando sin que hacer en casa. El confinamiento desespera, no sabemos qué hacer con nuestro tiempo (ver mi post pasado). Pues dejadme que os ayude. Y para ello les recuerdo de la mayor aventura de la humanidad, de la más extraordinaria historia jamás contada, y que, con curiosidad suficiente, tenemos hoy todos al alcance de la mano. 

Una historia que comenzó hace ya mucho tiempo, con personajes maravillosos e intrigantes, desarrollada en múltiples parajes e idiomas, con giros inesperados y llena de sorpresas. Una historia en la que todos podemos participar y que no se detiene. Una historia que nos enseña más que cualquiera otra jamás contada, que nos muestra varias de las mejores cualidades del ser humano: su curiosidad, su deseo a superarse y cuestionarse todo, a entender su entorno, a llegar más lejos.

Una historia que nos permite entender mejor lo que nos rodea, nuestro mundo, el universo, e incluso a nosotros mismos. ¡Una historia que nos libera! Nos libera de la ignorancia, y así sucumbir a mentiras y engaños. Nos libera de la angustia a lo desconocido. Nos libera del peor confinamiento de todos, que no es otro que el de nuestras propias ideas, egocéntricas, limitadas y probablemente equivocadas. Una historia que nos conecta con todos, con la naturaleza, con el presente, pasado y futuro. Una historia que nos permite viajar desde casa. Una historia que nos permite soñar.

La historia que os hablo tiene sin embargo algo muy particular. No está en Netflix, pero partes de ella, sabiendo buscar, se puede encontrar ahí. Tampoco está en un canal de Youtube, pero si hay videos que os llevarán a ella. Esta historia tampoco está en un solo libro, pero leer será la mejor forma de seguirla. La historia de la que hablo está al alcance de todos, pero hay que saber buscarla, construirla, enlazar sus diferentes capítulos y personajes. Una historia extremadamente simple pero rica y compleja a la vez. Una historia para disfrutar, pero también para pensar.

Y creo que a estas alturas ya queda claro de que la historia de la que hablo no es otra que la historia que es la ciencia. La historia de la curiosidad y el conocimiento humano, la historia de nuestra creciente capacidad para entender nuestro mundo, incluidos nosotros mismos.

Gozamos hoy de un conocimiento del mundo que nuestros antepasados no hubieran ni podido soñar con él. Y muchos no son conscientes del hermoso regalo que supone este conocimiento, accesible hoy, en la era de internet, a prácticamente todos. ¿Cómo podemos aburrirnos teniendo este regalo a nuestro alcance? Un regalo que los grandes pensadores y científicos nos han dejado a lo largo de la historia. ¿Cómo elegir vivir una vida de ignorancia cuando el conocimiento está ahí esperándonos? Ahora que tenemos tiempo, ¿por qué no disfrutar de esta historia tan fascinante y enriquecedora? 

Sé que muchos no tienen esa curiosidad necesaria, o que prefieren recluirse en la comodidad de sus ideas y creencias. Los respeto, pero creo que se equivocan. Y ese error tiene una gran consecuencia. Vivir de espaldas al conocimiento, aunque pueda parecer más sencillo, termina haciéndonos esclavos de nuestra propia ignorancia. Y hoy más que nunca, en los tiempos del populismo, las fake newsy la pseudo-ciencia barata, esa ignorancia es muy peligrosa. 

Pero la motivación principal para engancharse a la historia de la ciencia no ha de ser el miedo, más bien lo contrario: el deseo de explorar, la valentía a equivocarse y aprender algo nuevo, las ganas de crecer. Y afortunadamente podemos elegir por dónde empezar. Solo hay que plantearse alguna buena pregunta. El intentar responderla bien seguramente nos meterá de lleno en la historia fascinante que es la ciencia. Os garantizo que si lo hacéis bien la cuarentena será más enriquecedora y llevadera.


Quarantine as an opportunity

We have already been in quarantine one week in Spain, two months in Wuhan, a few days in other countries. In some cases, people are starting to feel they have nothing left to do at home. Confinement causes despair; we don't know what to do with our time (see my past post). Well, let me try to help you. And for this, let me remind you of the greatest adventure, the most extraordinary story ever told, which, with enough curiosity, we can all follow.

A story that started a long time ago, with wonderful and intriguing characters, developed in multiple places and languages, with unexpected twists and full of surprises. A story in which we can all participate and that does not stop. A story that teaches us more than any other ever told and that shows us several of the best qualities of the human being: his curiosity, his desire to excel and question everything, to understand his environment, to go further.

A story that allows us to better understand what surrounds us, our world, the universe, and even ourselves. A story that frees us! It frees us from ignorance, and thus to succumb to lies and deceit. It frees us from the anguish of the unknown. It frees us from the worst confinement of all, which is none other than our own ideas, egocentric, limited and probably wrong. A story that connects us with everyone, with nature, with the present, past and future. A story that allows us to travel from home. A story that allows us to dream.

However, the story I am telling you has something very particular. It is not on Netflix, but parts of it, knowing how to search, can be found there. It is not on a YouTubechannel either, but there are videos that will take you to it. This story is not in a single book either, but reading will be the best way to follow it. The story I am talking about is available to everyone, but you should know how to look for it, build it yourself, link its different chapters and characters. An extremely simple, but rich and complex story at the same time. A story to enjoy, but also to think.

And I believe that by now it is clear that the story I am talking about is none other than the story that is science. The story of curiosity and human knowledge, the story of our growing ability to understand our world, including ourselves.

Today we enjoy a knowledge of the world that our ancestors could not have dreamed of. And many are not aware of the beautiful gift that this knowledge, accessible today, in the internet age, to practically everyone. How can we get bored having this gift within our reach? A gift that great thinkers and scientists have left us throughout history. How to choose to live a life of ignorance when knowledge is there waiting for us? Now that we have time, why not enjoy this fascinating and enriching story?

I know that many do not have that necessary curiosity, or that they prefer to seclude themselves in the comfort of their ideas and beliefs. I respect them, but I think they are wrong. And that mistake has a great consequence. Living in neglect of knowledge, although it may seem easier, ends up making us slaves of our own ignorance. And today more than ever, in the times of populism, fake news and cheap pseudo-science, that ignorance is very dangerous.

But the main motivation to get hooked on the history of science should not be fear, rather the opposite: the desire to explore, the courage to make mistakes and learn something new, the desire to grow. Fortunately, we can choose where to start. You just have to ask yourself a good question. Trying to answer it well will surely take you into the fascinating history of science. I guarantee that if you do it right the quarantine will be more enriching and bearable. 

martes, 17 de marzo de 2020

De coronavirus y estar por casa

¿Aburrido en casa? ¿Desesperado? ¿Con los ojos cuadrados de mirar el facebook y el watsup?... comprensible. Y es que nos estamos dando cuenta de lo mucho que nos cuesta estar con nosotros mismos. Nos hemos acostumbrado a estar constantemente conectados, a una vida urbana acelerada, socialmente intensa, donde las actividades se solapan unas con otras en un ritmo apresurado e incesante. Acostumbrados a no tener tiempo. 

Hace rato que tenía estas reflexiones en mi cabeza, e, irónicamente, por esa prisa constante, no había terminado de escribirlas. El coronavirus, y la consecuente obligación de quedarme en casa, me ha dado la oportunidad de hacerlo.

¿Qué hacer cuando estas en casa todo el tiempo? cuando, de repente, muchas de nuestras actividades diarias se detienen, y sin previo aviso tenemos tiempo para nosotros mismos. Cuando nos vemos a obligados a estar solos.  Y es que nos hemos acostumbrado a estar buscando constantemente actividades que realizar, cosas que hacer, gente con quien hablar. Y así, nuestra vida ajetreada nos ha hecho olvidar a saber estar solos. Extrañamos el ruido y el ajetreo del mundo.

Pero, pasados unos días, y superada la ansiedad y la desesperación inicial del aislamiento, tras infinidad de videos de gatitos en internet, horas incontables de Netflix, recorrer de extremo a extremo el salón de casa, empezamos a descubrir, tal vez por momentos, la satisfacción que viene con ralentizar nuestra vida, de detenernos por un momento, sentarnos y reflexionar (ni que sea por la fuerza de la situación). Y es que al hacerlo recuperamos una parte esencial de nuestra naturaleza, a la que nuestra vida moderna ha dado la espalda. Nos relajamos y, al hacerlo, volvemos a “conectar” con nosotros mismos. De forma similar, el aislamiento nos fuerza a desapegarnos, ya no de objetos sino de actividades que ya no podemos realizar, lugares que no podemos visitar. Y el desapego, aunque pueda parecer doloroso al principio, puede ser muy liberador y devolvernos algo de nuestra necesaria paz interior. Ya nos lo enseño nuestro gran maestro JediYoda. El valor del desapego es una lección central de varias religiones milenarias como el budismo.

Que estos días nos permitan hacer el ejercicio de aprender a “bajar el ritmo”, ni que sea por momentos, de conocernos un poquito mejor, de reflexionar, de meditar. Nos hará mucho bien a todos. Y si no, al menos podrá tener al menos dos efectos externos positivos. El primero, y causa inicial del aislamiento, reducir la expansión del virus. El segundo, reducir nuestra contaminación, como ya los datos satelitales reflejan. Ya dicen por ahí que ojalá reaccionáramos así frente a la otra gran emergencia planetaria que enfrentamos, que amenaza con aniquilarnos no solo a nosotros sino también a muchas otras formas de vida en el planeta, que es el calentamiento global. Y como también dicen por ahí, al final el coronavirus ha venido de una forma u otra también a enseñarnos muchas cosas.

Y cierro, en estos momentos de desesperación hogareña, recordándoos una de las grandes fuerzas de la lectura, que nos es otra que precisamente ayudarnos en el objetivo de aprender estar con nosotros mismos. Pero si han leído hasta aquí es que no necesito que se los recuerde…. Ánimos y #QuedateEnCasa