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domingo, 9 de diciembre de 2012

Felices fiestas: Un respiro o un nuevo revés a la recuperación económica




Las fiestas de navidad son un momento para estar en familia, recordar a los amigos, volver a casa, perdonar, compartir con los que queremos, un momento para dar y recibir… para gastar!!!! Clichés y cursilerías al margen (que de eso ya hay muchos que escriben) la navidad es un momento crítico en la economía de un país y del mundo globalizado en que vivimos. Un momento en el que infinidad de empresas, y los empleados que de ellas dependen, se juegan el año y, en estas épocas de crisis, probablemente su supervivencia (solo en España cierran hoy por hoy a causa de la crisis más de mil de empresas al día).

Las navidades representan hasta un 25% de la facturación del año. Es el momento en el que el trabajo de meses se convierte en ventas o en pérdidas, despidos y cierres. Y todo depende finalmente del consumo de los hogares. Por triste y materialista que pueda sonar, las fiestas de navidad (y reyes en España) se basan en gastar, gastar y gastar. Al menos en términos económicos. Pero la economía lo es casi todo hoy, cuando la crisis se esta llevando por delante el empleo de millones, nuestro estado del bienestar, nuestra cohesión social e incluso la esperanza de muchos (cuando más de la mitad de los jóvenes que buscan empleo no lo encuentran).

El gobierno ha recortado el gasto social y la inversión pública todo lo que ha podido, justo cuando la economía más necesita lo contrario. Los bancos, a los que todos hemos rescatado, han cerrado el crédito a empresas y ciudadanos. Por último, las familias ya no pueden más. Con una tasa de paro que va por el 26%, el IVA ahora al 21%, los sueldos perdiendo capacidad adquisitiva año tras año, y la paga de navidad suprimida, el consumo familiar estas navidades se va a ver fuertemente contraído.

La pasada huelga general en España fue apoyada por muchos también como una huelga de consumo, en demostración del inconformismo frente a como van las cosas. Inconformismo totalmente justificado. Pero los principales perjudicados fueron los pequeños y medianos empresarios, los que generan (o intentan hacerlo) dos terceras partes del empleo del país.

Sin inversiones por parte del gobierno, sin el crédito de la banca, sin el consumo de las familias, el gasto de la economía, tan necesario para la recuperación económica, seguirá siendo muy escaso, y se notará con fuerza estas fiestas. El circulo vicioso se fortalecerá para empezar el 2013 (el que hace no mucho era el año de la recuperación pero que ahora auguran como el peor de la crisis): gasto escaso, cierres, menores sueldos, despidos, más desempleo y menos gasto.

No soy un materialista decidido, o al menos no pretendo serlo. Estoy convencido de que nuestra felicidad no depende enteramente de nuestro consumo. Además, creo firmemente que la riqueza consiste en necesitar poco, más que en gastar mucho. Sin embargo si soy economista, e intento ser uno sensato. Sin consumo, sin gasto, no hay ventas, sin ventas no se genera empleo ni se pagan sueldos, y sin empleo ni sueldos ser feliz, por poco materialistas que seamos, se vuelve bastante complicado.

Si queremos que nuestra economía vuelva a funcionar, vuelva a generar empleo y oportunidades, gobierno, bancos, empresas y familias, necesitamos entender la prioridad de recuperar la actividad económica. La política del ahorro no funciona, no en épocas de crisis. Hacer una huelga de consumo solo deja más personas sin empleo. La austeridad excesiva solo sirve para asfixiarnos. Ahogar hoy el consumo destruye nuestra economía y nuestras posibilidades de bienestar futuro.

Espero con todo mi corazón que estas fiestas signifiquen una oportunidad de felicidad para tantos que sufren esta crisis, pero si seguimos encaprichados en salir de ella de la forma en que lo estamos intentando (fallando estrepitosamente) estas fiestas no pintan muy felices.

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